La excusa novedosa para este reinicio es la presentación de tres nuevas razas de Transformers increíblemente bien diseñadas como animales (ojo a ese pelaje). Aunque su historia no sea nada memorable, no expulsa de primeras como sí podían hacer la luna o el Rey Arturo de anteriores entregas.
La premisa es la más aceptable de la saga, al utilizar los robots como un mero recurso para contar la historia de los humanos y transmitir el mensaje de la película: hacer equipo. Sin ser (ni querer ser) demasiado profundo, esta unidad entre todas las razas de máquinas y seres humanos aporta una perspectiva fresca y actual que el director sabe aprovechar muy bien.
El sello de Michael Bay en la saga eran las explosiones con el ejército y las banderas de Estados Unidos. ‘Transformers’ siempre ha representado América, pero América es mucho más que las anteriores cinco entregas. Con este guion más diverso de dramas reales, Steven Caple Jr. amplía muy interesantemente el patriotismo americano desde los barrios bajos de Brooklyn o el origen puertorriqueño de su protagonista hasta la cultura de Perú.
El director de ‘Creed II: La leyenda de Rocky’ resulta ser una gran elección de relevo tanto por su base fan a los personajes como por su voz cultural en los personajes a través de sus canciones, localizaciones, lenguaje verbal y corporal que tanto cuadran con el mensaje de «todos somos uno».